El saxofón es un instrumento musical que pertenece al grupo de los instrumentos de viento madera, un dato curioso porque nunca ha tenido antecesores en este material.
Desde sus inicios se fabrica en metal.
El motivo por el que se engloba dentro del grupo de viento madera es, principalmente, por la embocadura de lengüeta simple (caña de madera) y por el sistema de llaves que se utiliza para tapar los agujeros del tubo.
Ambas son características del clarinete, instrumento en el que se inspiró Adolph Sax para inventar el saxofón.
Según la clasificación de instrumentos musicales creada por Hornbostel y Sach es un aerófono de lengëta simple.
El saxofón es un instrumento relativamente nuevo, pues aparece por primera vez en el año 1840.
La buena aceptación de este instrumento musical en las bandas militares lo hizo muy popular.
También es un instrumento protagonista en las bandas de jazz. Hoy en día, está extendido a todos los ámbitos musicales.
El saxofón es un instrumento de viento transpositor. Eso quiere decir que no suena igual la nota Do en un saxo que la nota Do en un piano, flauta travesera, guitarra o violín, las notas de estos últimos suenan en la escala natural.
Tabla de contenidos
Tipos de saxofón
La familia del saxofón está compuesta por siete tipos diferentes.
Sopranino, soprano, alto, tenor, barítono, bajo y contrabajo.
Existen otros tipos como el contralto o el mezzosoprano.
Estos últimos son raros, ya que no se fabrican de forma habitual, incluso las pocas piezas existentes de estos tipos de saxofón suelen estar en manos de coleccionistas.
La variación de tamaño entre los distintos saxofones es considerable.
El más pequeño es el sopranino y el contrabajo es el grande de la familia.
En cuanto al sonido también hay notables diferencias, siendo el sopranino el agudo de la familia y el contralto el más grave.
Los más populares y utilizados son el saxofón alto y el tenor.
Estos dos saxofones son habituales en las bandas de música, tanto militares como folclóricas, y en las orquestas de jazz.
El saxo sopranino y el contrabajo quedan relegados a composiciones concretas y su uso no es muy habitual.
La afinación es diferente en cada uno de los saxofones.
El saxo soprano está afinado en si bemol.
El alto está afinado en mi bemol.
El tenor está afinado en si bemol una octava más grave que el soprano.
El saxo barítono está afinado en mi bemol una octava más grave que el alto.
Partes del saxofón
Las partes que todos los saxofones tienen en común independientemente de tu tamaño son.
Boquilla
La boquilla es la parte del saxo por donde sopla el intérprete para generar el sonido. Está compuesta por una caña de madera, que es el elemento vibrante, sujeta a un pieza cónica de plástico mediante una abrazadera.
Tudel
El tudel es la parte del saxo donde se acopla la boquilla.
Es una pieza de metal estrecha con una terminación de corcho, o algún material similar, para que el acople de la boquilla resulte perfecto y no pierda aire.
Cuerpo
El cuerpo es la parte más grande del saxofón.
Suele ser en forma de tubo cónico, se fabrica en metal y el material más utilizado es el latón. Dependiendo de la calidad del saxofón el latón del cuerpo puede tener un baño de otro metal.
En el caso del sopranino y el soprano el cuerpo es cónico y recto, ensanchando en su parte final para formar el pabellón.
El cuerpo de los saxofones alto, tenor y barítono se dobla formando una U en su tramo final, es una cuestión de ergonomía, pues en caso de ser rectos resultan demasiado grandes e incómodos como instrumentos musicales.
Todas las partes del saxofón tienen su importancia pero el cuerpo es técnicamente la más compleja.
Este tubo está perforado con unos 23 agujeros de diferentes tamaños.
Si el instrumento está en reposo algunos agujeros permanecen destapados y otros tapados con zapatillas.
El complejo sistema de llaves que tapa y destapa estos agujeros se conoce como sistema Boehm.
El sistema Boehm básicamente facilita la digitación del intérprete y la correcta afinación del instrumento.
Sonido del saxofón
Historia del saxofón
Durante la primera mitad del s. XIX el clarinetista belga Adolph Sax investigaba la forma de dotar al clarinete de un sonido más potente y metálico, un sonido que le hiciera destacar en la orquesta. El resultado de estas investigaciones y experimentos fue un instrumento nuevo, el saxofón.
Sax aplicó las características mecánicas del clarinete a un nuevo cuerpo de metal y consiguió lo que buscaba, un instrumento muy completo en cuanto a registro y facilidad de ejecución. Además, poseía un sonido potente que podía destacar en una agrupación tanto como cualquier instrumento de viento metal.
En realidad, en aquel momento, en el año 1840 muy poca gente apostaba por este instrumento, se creía que era un instrumento de paso que no iba a perdurar en el tiempo.
A pesar de sufrir un rechazo inicial, algunos compositores de la época como Bizet o Berlioz incluyen el novedoso instrumento en sus obras y le hacen un hueco en la orquesta clásica.
Esto significó un gran paso, pero no fue suficiente para convertirlo en un instrumento popular.
A finales del s. XIX empieza su decadencia.
En la primera mitad del s. XX, en la década de los años 20, se convierte en un instrumento protagonista de las bandas de jazz.
De este género musical surgen grandes intérpretes que elevan las cualidades del instrumento hasta lo más alto.
A partir de ese momento, el saxo se integra de forma definitiva en la mayoría de las agrupaciones musicales que ya tenía instrumentos de viento madera o viento metal, incluyendo la orquesta clásica.
El saxofón gana muchos adeptos en el s. XX , se vuelve realmente popular en las bandas de música militares, en agrupaciones folclóricas y en Big Bands.
La versatilidad de este instrumento lo convierte en protagonista de solos para muchos géneros musicales.
El pop, rock, blues, jazz, salsa o merengue ya cuentan con el saxo como un instrumento relevante y con mucho carácter.
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